lunes, 25 de febrero de 2013

Arnold Schönberg



En la vida y obra de este compositor podemos distinguir tres periodos:
Periodo TONAL (1899-1907). Sus primeras obras significativas (“noche transfigurada”, “Gurrelieder”, sinfonía de cámara, etc.) están en la onda del poswagnerianismo, o si se prefiere, del ocaso del romanticismo. En ellas ahonda en el agotamiento de las posibilidades de esta herencia romántica: la tonalidad subyacente apenas se percibe por el uso constante de modulaciones.
Periodo ATONAL (1908-1921): Renuncia a toda jerarquía entre los doce sonidos de la escala cromática, concediéndoles a todos una misma dignidad armónica. Sus tres piezas para piano (opus 11) y sus cinco piezas para piano (opus 16), compuestas en 1909, son obras completamente atonales. Son piezas muy breves. En obras más extensas el compositor encuentra problemas relativos a la forma.
El atonalismo supone la destrucción del sistema tonal vigente que, desde comienzos del siglo XVII, parecía asentarse sobre bases inamovibles. El sistema comenzaba ya a hacer aguas después de las continuas modulaciones y cambiantes armonías de Wagner con su melodía infinita que iba perdiendo el centro tonal y sobre todo después de los intensos cromatismos y tensiones armónicas disonantes de R. Strauss, Mahler, Max Reger y del ruso Scriabin. Con éstos ya casi se estaba pisando el campo de lo atonal. Solamente falta el bombazo de Debussy y el impresionismo le propinaron al repudiar los conceptos de tradicionales de consonancia y disonancia proponiendo la independencia de unos acordes que sólo tendrían valor según su colorido y sonoridad. Schönberg, el mayor revolucionario del siglo XX, extenderá definitivamente el certificado de defunción a la tonalidad clásica. Como curiosa coincidencia, en torno a los mismos años de 1900 un americano, C. Ives, independientemente de Schönberg, escribía algunas obras en las que la tonalidad quedaba ya en suspenso.
La serie original, que funciona como un tema de las obras clásicas, puede ser invertida, retrógrada, retrógrada invertida, expuesta de modo lineal o repartida en acordes y transferida a cualquier otro grado de la escala cromática.
Un solo personaje, una mujer penetra en un bosque a buscando a su amante, al que encuentra muerto ante la casa de otra mujer. 
Periodo DODECAFONICO (1921-1951). El carácter de ruptura con tantos siglos de sistema tonal bimodal era tan evidente y la indefensión del creador ante un territorio inexplorado tan llamativa que, tras una primera oleada de obras atonales, se impondría un largo periodo de reflexión y silencio para pasar de un atonalismo libre al nuevo sistema, cerebral y meticuloso del dodecafonismo. Le impulsa un ansia estructural: necesita crear objetos sonoros sólidamente construidos, reconquistar la gran forma.

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