El ritmo.
Goza
de un importantísimo enriquecimiento. Las fuentes que inspiran estos cambios
son:
- Los ritmos de la vida moderna, de la
música extra europea, del jazz, los ritmos libres del gregoriano o del motete
medieval, etc.
- Se experimenta huyendo de la métrica
tradicional, explorando los compases basados en cinco, siete, once o trece
tiempos.
- Se tiende a someter a la obra musical a un cambio continuo en su métrica,
rompiendo la regularidad de épocas pasadas. Se desplazan las acentuaciones
métricas de los compases. La barra de compás deja de ser tener sentido. Nacen
los polirritmos: superposición de dos o más ritmos simultáneos.
La tonalidad.
- La música del siglo XX tiende a usar los
doce sonidos de la escala cromática manera libre; atenuando, eliminando o
huyendo claramente de la sensación de centro tonal.
- Se aprecia un interés por las escalas
propias de músicas medievales y/o exóticas, en busca de nuevas sonoridades.
- Otras veces, se mezclan dos tonalidades diversas (bitonalismo) o varias
(politonalismo).
La melodía.
Se
dan nuevos planteamientos en lo melódico:
- Se evitan las frases regulares con sus repeticiones.
- Contiene amplios saltos interválicos, tan
extremados y difíciles que produce el efecto de fragmentación. La voz humana es
tratada como si de un instrumento se tratase.
- Aparecen las melodías de timbres.
- Busca inspiraciones muy variadas, explotando cuantos valores de la historia o
de otras culturas puedan ser válidos.
La armonía.
Desde
principios del siglo se atenta directamente contra las bases de la armonía
clásica:
- Se abandona el tradicional sistema de
construcción de acordes (basado en tríadas construidas sobre una nota
fundamental tomando como base el intervalo de 3ª). Se sustituye por
combinaciones muy complejas de intervalos y disonancias no sujetas a otras
reglas que no sean las de su propia sonoridad.
Se usan acordes que derivan de otro tipo de escalas (antiguas, exóticas,
orientales, etc.).
La textura.
En
general se tiende hacia la recuperación de la textura contrapuntística.
La orquestación.
Es
este uno de los campos en los que la música contemporánea ha ofrecido más
novedades:
- Se busca que cada instrumento destaque con
personalidad propia. Se buscan los registros extremos de los instrumentos
tradicionales, violentando sus características para tratar de obtener unos
efectos sonoros que, en un principio, no parecen ser propios de los mismos.
- Los nuevos instrumentos electrónicos
posibilitarán la aparición de timbres completamente nuevos.
- Se multiplican los instrumentos de
percusión y sus funciones en la orquesta.
- El ruido se incorpora a la música. También los sonidos extraídos de la vida
cotidiana.
Otras novedades:
- Música sinfónica: se siguen utilizando las
formas sinfónicas del XIX, aunque con más flexibilidad. Decrece el interés por
la música programática.
- Se da un renacimiento de la música de
cámara. Las agrupaciones instrumentales más frecuentes son: cuarteto de
cuerdas, orquesta de cámara (de cuerda sola o con otros instrumentos). Se
vuelven a cultivar conjuntos de viento propios del siglo XVII.
- La música para piano queda estabilizada
con importantes cultivadores como: Debussy, Ravel, Bartok, Satie, etc.
- El teatro musical languidece: el siglo XX
vive del repertorio operístico del pasado siglo sin haber podido dar aún con un
nuevo camino. Esto no quiere decir que no haya muestras importantes en la ópera
seria: “Pelleas y Melisande”, de Debussy, “Lulú” y “Wozzek”, de A. Berg, y
muchas otras.
- El siglo XX es el siglo del ballet. Stravinsky, Ravel, Hindemith, Roussell, Falla, Milhaud, Shostakovich,
Poulenc….
-
Aparece la música de cine: Copland, Willians, Prokofiev, Honneger, Auric,
Poulenc, etc.
Muy buen trabajo.
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