Neoclasicismo
en Francia.
Eric
Satie (1866-1825).
Los excesos cometidos, en cuanto al uso de la parodia, por este extraño
personaje, contribuyeron a propagar la imagen de un Satie extravagante, que
influyó negativamente en la valoración de sus obras por parte de sus
contemporáneos. En su obra pueden distinguirse varias etapas. Al principio es
un wagneriano. Después se sacude esta influencia y se adelanta al propio
Debussy en muchos de los atrevimientos armónicos del impresionismo. Obras de
esta etapa son: “gimnopedias” y “tres piezas en forma de pera”. A partir de
1905, después de seguir cursos de contrapunto en la Schola Cantotum, se vuelve
enérgico anti impresionista, movimiento que parodia con piezas tales como:
“arias que hacen huir”, “piezas blandas para un perro”. A partir de 1914, en su
última etapa, encontramos al Satie más austero, descarnado y simple:
“nocturnos”, “Sócrates”.
Influyó
mucho en Ravel. Hacia el año 1920 un grupo de jóvenes músicos desconocidos
fundan el llamado grupo de los seis, proclamándolo jefe de la escuela.
grupo
de los seis:
formado por Milhaud, Poulenc, Honnegger, Auric, Tailleferre y Durey,
sólo los primeros adquirieron cierto renombre. Renegando del wagnerianismo, del
impresionismo y de las propuestas rusas de Stravinsky, proponen una música
simple y lúcida, basada en la que se oye en el circo, el music-hall y las salas
de jazz. En definitiva una nueva música popular, música de la calle.
Milhaud. Buen conocedor de las
músicas del Brasil y del jazz, acogió giros de ambas tradiciones musicales
extra europeas y las combinó con ingeniosos intentos de politonalidad. Algunas
de sus obras: “el buey sobre el tejado”, “suite provenzal”, “saudades do
Brasil”, ballet “la creación del mundo”, etc.
Poulenc. Es el más neoclásico del
grupo, con un lenguaje sencillo y directo. En sus obras: “misa” y “stábat
mater” manifiesta su profunda fe religiosa. En su ballet “las corzas” y su
opereta “los pechos de Tiresías” manifiesta su atracción por el café concierto
o el music-hall. Otras obras son: su ópera “diálogos de carmelitas” y sus
canciones “el bestiario”.
Honnegger: pronto se aleja de la estética del grupo de los seis
derivando hacia un neo romanticismo. Algunas de sus obras: los oratorios “El
rey David”, “Juana de Arco en la hoguera”, “Pacific 231”, influenciada por el
bruitismo, etc.
Neoclasicismo en Francia.
Sus componente protestaban de todo un poco, tanto de lo académico, como
de las vanguardias y del alegre clima de los seis. Su principal representante,
Olivier Messiaen, es autor de una obra modal (uso de escalas antiguas y
actuales exóticas) en que resalta una constante búsqueda de nuevos recursos
rítmicos (métrica irregular, poliritmias, contrapuntos rítmicos, inclusión en
sus obras de ritmos derivados del canto de los pájaros, considerándolos un
folklore natural, etc.). Algunas obras: sinfonía “Turangalila” (utiliza nuevo
instrumento llamado ondas Martenot), cuarteto “para el fin de los tiempos”,
etc. Fue, en su cátedra de análisis del conservatorio de parís, maestro de
muchos compositores y uno de los primeros en intuir los nuevos caminos de la
organización serial.
Neoclasicismo en Alemania.
Es
la GEBRAUSCHSMUSIK (nueva manera de hacer música que trata de recuperar las
relaciones entre compositor, intérprete y público, tal y como se creía que
habían sido antes del siglo XIX) la que va a caracterizar el neoclasicismo
Alemán. Están basados en una corriente intelectual cuya principal figura es
Berthold Brecht: el arte debe ser para el pueblo y debe inspirarse en el
lenguaje y la temática cotidiana de las masas con las que este arte debe
convivir. El resultado es una música de una absoluta sencillez en sus conceptos
y que puede ser interpretada por grupos de estudiantes no profesionales. Sus
principales representantes son: Hindemith y Kurt Weill (Su “ópera de los
tres peniques” es una inteligente recreación de las óperas del mendigo del
siglo XVIII).
También
en Alemania la figura de Carl Orff (1895-1982) sintetiza en un estilo
muy personal y eficaz los hallazgos percusivos de Stravinsky y Bartók en obras
tan populares como “Carmina Burana” (basada en cantos medievales) y en un método
de iniciación musical infantil.
Neoclasicismo en Rusia.
Alexander
Scriabin (1872-1915):
compositor puente entre los dos siglos. Alejado de toda ya filiación
folklorista del siglo XIX, anuncia con su avanzada y peculiar técnica dos
corrientes propias del siglo XX: el impresionismo y en cierta medida también el
expresionismo. Su obra se caracteriza por la búsqueda intensa de nuevos
principios sonoros: sistema de acordes por cuartas superpuestas (acorde
místico), melodías de grandes intervalos y complejos ritmos, asociación de
sonidos e imágenes (proyección de imágenes en una pantalla sincrónicamente con
las secuencias musicales en “Prometeo” o el poema del fuego” tratando de
alcanzar la ambición wagneriana de fusión de todas las artes) etc.
Después
de A. Scriabin podemos distinguir claramente dos grupos de compositores rusos:
Aquellos
que permanecen en Rusia (Prokofiev, Shostakovich, Khatchaturian)
aislados de la vida cultural occidental: sus procesos creativos se van a ver
condicionados por las consignas que les llegan desde el comité central del
partido comunista Ruso: el arte (la música) debe ser reflejo de la realidad;
los compositores se convierten en músicos proletarios que, para ser accesibles
al gran público, se ven obligados a expresarse con los medios propios del
neoclasicismo.
Neoclasicismo en EEUU.
Cuatro
son los compositores neoclásicos o al menos, con alguna época neoclásica a lo
largo de su vida creativa:
C.
Ives:
en el terreno de la composición es un autodidacta. Su obra puede considerarse
como típicamente americana con influencias heterogéneas de manera que con un
estilo muy personal integra en su obra lo mejor de las técnicas que trabajaron
otros compositores: politonalidad, atonalidad, serialismo, microinterválica,
etc.
Entre sus obras más importantes: 6 sinfonías
(Holliday symphony y Univers synphony), Central Park in the Dark, Halloween
pond, sonata para piano, etc.
E. Varesse: es un adelantado a su tiempo, y esto
por dos razones: a) es el primero en desembarcar en el ámbito de la composición
para percusión sola: "ionosation" para 37 instrumentos de percusión
se convierte en la referencia para toda una generación de compositores deseosos
de emplear un lenguaje percusivo. b) Su interés en sacar al instrumento de su
mundo clásico, en extraer de los instrumentos clásicos los timbres más
novedosos e impropios de sus características técnicas le hace avanzar, a partir
de 1950, por el camino de la composición electroacústica. Obras en las que
emplea estos recursos son: Deserts (obra maestra de la música concreta), poeme
electronique et nocturnal, etc., pertenecientes a su principal periodo
creativo: 1920-1934.
Repasar
punto 11.3.4
Neoclasicismo en Hungría.
Bela
Bartók también se convirtió en un maestro de neoclasicismo en los años de
entreguerras. Obras maestras absolutas compuestas en ésta época, en un estilo
áspero y austero, cercano al expresionismo de los vieneses son: cuartetos de
cuerda, sonata para dos pianos y percusión, música para cuerda, percusión y
celesta, etc.
Neoclasicismo en Inglaterra.
Benjamin
Britten (1913-1976) es
el más importante compositor inglés del siglo XX. Su estilo sintetiza todos los
procedimientos neotonales en una música muy personal. “Variaciones sobre un
tema de Frank Bridge” y “sinfonía de réquiem” muestran su maestría neoclásica.
En sus óperas “Peter Grimes” y “la vuelta de Tuerca” se relaciona con cierto
expresionismo e incluso con el dodecafonismo.
Otros
importantes compositores ingleses que apenas podemos nombrar son: Gustav
Holst (en su éxito “los planetas” se muestra adicto a conceptos
tradicionales), Ralph Waughan Williams, autor de un importante ciclo
sinfónico en el que conecta la tradición inglesa con el moderno lenguaje de los
franceses, y William Walton, ligado a corrientes de posguerra que
incluyen el jazz y la música de entretenimiento.